lunes, 25 de enero de 2016

Echando pata con las tostadas

Nos encontrábamos vagando por el sur de la ciudad, cuando me atacó un hambre feroz. Haru, al darse cuenta del peligro que corría, me llevó rápidamente a un lugar que ella conocía. En menos de dos minutos llegamos al Mercado de Coyoacán; la intención era probar los tacos de cecina que a Haru tanto le habían gustado. Sin embargo, al adentrarnos en el lugar de pronto nos vimos rodeadas de puestos de tostadas.
Como mis instintos asesinos empezaban a aflorar y los vendedores eran persuasivos, consideramos que lo más sensato era probar las dichosas tostadas. El menú era vasto, había pata, tinga, mole, cochinita e incluso mariscos. Yo andaba con ganas de echar pata… digo de echarme una de pata, mientras que Haru optó por la cochinita.
La velocidad con la que el “maestro tostero”preparaba los alimentos nos dejó anonadadas, los guisados parecían brincar de la cuchara hacía las tostadas.
En cuanto probé la pata supe que había sido una gran idea, estaba deliciosa y suave, se mezclaba perfecto con la lechuga, la crema y la salsa. A pesar de lo bien servida que estaba, me la terminé de dos bocados y enseguida pedí una de tinga, igualmente exquisita pues la carne sazonada con chipotle cumplió con las altas expectativas que la pata me había dejado.
A Haru la cochinita la dejó encantada, según ella es de las mejores que ha probado (y se ha echado muchas), pero el hechizo terminó con el mole que, aunque sabía bien, la temperatura no era la ideal, hay cosas que solo se deben comer calientes.

Ya mi hambre saciada y mi antojo satisfecho (pues había estado a dieta toda la semana) regresó mi calma y mi buena vibra habitual, Haru respiró aliviada y tranquilamente continuamos nuestro camino.

A primera vista

Estoy enamorada

¿Cómo estuvo?


Orgásmico 

Una foto publicada por Garnacha Porn (@garnacha_p_o_r_n) el
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