Llevábamos meses
soñándolas. El recuerdo de su sabor permanecía instalado en nuestra memoria
como una obsesión constante, hasta esa noche…
La calle Vanadio
estaba tenuemente iluminada, el chisporroteo del aceite era el único sonido que
rompía el silencio. La emoción hacía que mi corazón casi se saliera del pecho,
Bea suspiraba y las miraba fijamente con avidez.
Mi impaciencia
fue tanta que no noté a la fila de personas que esperaban su turno para ordenar
e intempestivamente exclamé lo que quería, hasta que una voz me regresó a la
realidad diciéndome: “¡A la cola!”
Como es su
costumbre, Bea, no podía decidirse, miraba los pambazos, luego las gorditas,
preguntándose con desesperación “¿Qué quiero?”. Cuando por fin llegó nuestro
turno, la tomé de los hombros y mirándola a los ojos le dije: “Recuerda por qué
estamos aquí”. Ella, resignada, pidió dos gordas de chicharrón: una verde y una
roja.
Yo siempre supe
lo que quería: una gorda de frijol y una de chicharrón, sin salsa y con
quesillo, pero una vez más le pusieron un freno a mi precocidad y me dijeron
que esperara, que el quesillo iba hasta el último.
Una vez que las
tuvimos en las manos, no pudimos esperar más, las ganas nos obligaron a
devorarlas en el carro, a la luz de los faroles.
La primera
mordida fue gloriosa. Esa combinación de queso, crema, lo
delgado y crujiente de la masa me transportaron a un universo paralelo en donde
sólo nos encontrábamos mi gorda y yo. Hice una pausa para ver a mi compañera de
viaje y su cara de éxtasis era indescriptible. Sonreímos al reconocernos
cómplices de ese momento de voluptuosidad. Lo que en un primer momento pensé
que eran lágrimas de felicidad resultaron ser los efectos del chile. De sus
labios brotó una frase que para mí, (que no como chile en ninguna de sus
presentaciones) fue difícil de creer: “Me encanta este ardor”.
Sin embargo, dos
gordas para cada una, fue demasiado. Los últimos bocados, aunque indudablemente
placenteros, se resistían a entrar y aquello terminó en un atascón épico que
tuvo funestas consecuencias al día siguiente.
A primera vista:
Estoy enamorada
¿Cómo estuvo?:
Orgásmico
Ubicación:
Calle Vanadio 172 justo atrás
del metro Valle Gómez. De 9pm en adelante.
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